miércoles, 12 de enero de 2011

El imperio de la incertidumbre

El panorama cubano sigue ensombrecido por la incertidumbre, principalmente por las medidas que emprenderá el gobierno este año, para que sus pichones aprendan a volar y buscar su propio sustento. La más alarmante para la población, es la eliminación de la cuota subsidiada.

El Presidente del Consejo de Estado, al introducir el tema de la libreta de abastecimiento en su más reciente discurso, habló de transformar conceptos erróneos e insostenibles sobre el socialismo, consecuencias del enfoque paternalista que instituyó la Revolución.

Después de casi medio siglo, la dirigencia histórica reconoce que la medida de distribución es una expresión de igualitarismo que genera prácticas de trueque. Algunos de los productos de la cuota subsidiada, como la leche en polvo de los niños menores de 7 años y el café, se revenden en el “mercado sumergido”.

El paquete de café de 115 g, que el Estado vende a un precio subsidiado de 5 pesos, antes costaba 10 en el mercado negro. Actualmente supera los 13 pesos. En el mercado en divisa 250 gramos del polvo, supera los 3,45 pesos convertibles, unos 86, 25 pesos cubanos.

Un kilogramo de leche en polvo, que en las tiendas recaudadoras de divisa vale más de 5 pesos convertibles (125 pesos cubanos), tiene un precio subsidiado de 2 pesos cubanos. En el mercado informal valía 25 pesos, hoy ronda los 40.

Muchos se preguntan si el fin de la libreta de abastecimiento será el fin de la escasez y las medidas penales para controlar la distribución socialista. No obstante el escenario económico dice otra cosa. Los precios de los productos agrícolas, se dispararon en el último trimestre. Una libra de frijol, alimento básico de la población, que antes costaba de 6 a 12 pesos, subió de 15 hasta 23.

En el mercado negro existe la misma tendencia. El aceite que en divisa cuesta 1. 10 centavos (27,50 pesos moneda nacional), de 20 pesos que valía en el mercado negro subieron a 25. Significa que la escasez que genero la especulación y el acaparamiento, según las palabras del también segundo secretario del partido, sigue en aumento. La misma que obligo al estado a establecer, cuotas racionadas. Tan histórica como la propia existencia de la Revolución.

En 1962, el gobierno revolucionario liderado por la actual dirigencia histórica, emitió la ley 1035 que consideraba como actividad especulativa y acapararías, la adquisición, transporte y tenencia de productos agrícolas en cantidades superiores a once kilogramos y medio (25 libras) en una misma semana. La norma imponía sanciones de 180 días de privación de libertad.
Desde entonces, adquirir mercancías para revender y obtener ganancia se considero un delito de especulación. Comete un delito de acaparamiento quien retenga o transporte productos en cantidades superiores a las requeridas para sus necesidades normales. Figuras delictivas reguladas en el Código Penal, agravadas con sanciones que van de 3 meses a una año de privación de libertad, y/o multa de hasta 1500 pesos.

Otras disposiciones gubernamentales llevan al extremo, las situaciones en las que se puede cometer estos delitos. El Decreto 141 de 24 de marzo de 1988, establece como contravención contra la Economía Nacional, sancionable con multa, la adquisición de mercancías u otros objetos con el propósito de revenderlos para obtener ganancia, cuando es de reducida significación económica.

El Tribunal Supremo Popular en 1980 determino que la transportación de tabaco y café en cualquier cantidad puede constituir, el delito de acaparamiento. En 1985, dictaminó que la adquisición de cualquier clase de productos para revender constituía un delito de especulación.

La Fiscalía General de la República en 1993 aclaró que para proceder por la vía judicial o contravencional administrativa, en los casos de tenencia o transportación de bienes, se requería una valoración, tomando en cuenta la cuantía de lo ocupado, el tipo de producto, la situación que presenta su abastecimiento por vías normales, la justificación suficiente o no de su tenencia, el destino asignado y las condiciones personales del infractor.

Ninguna de estas normas legales ha conseguido que la población deje el comercio y la reventa. Incluso, el menor de los Castro habló de “eliminar las prohibiciones irracionales que han perdurado por años, sin tener en cuenta las circunstancias existentes, creando el caldo de cultivo para múltiples actuaciones al margen de la ley”. Habrá que esperar si en el imperio de la incertidumbre, sus palabras se vuelven realidad.
Laritza Diversent

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